Recuerdo la primera vez
que la vi, tan pequeña,
me daba tanto miedo que
el mundo la pudiera
lastimar. Quince años
después, veo a mi niña
convertirse en mujer.
Aún la sigo protegiendo,
pero con la tranquilidad
que no está sola, ha
reunido personas como
tú, que la protegen y la
hacen sonreír… Bendice
su camino, Dios,
guárdala en salud, dicha
y amor. Aleja de su vida,
malas compañías, aleja
toda maldad que desee
acabar con su felicidad a
tu lado, mi Dios amado.
Con amor tus papás
Hugo Jaimes
&
Atzimba Pineda